Viajar aumenta la confianza en uno mismo y hace que nos sintamos realmente vivos y vivamos el momento.

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Todos los días tenemos muchas cosas en mente, el trabajo, la escuela, la familia; sin embargo el sueño que quiere convertirse en meta de viajar, nos hace preguntarnos ¿es buena idea invertir en un viaje?
Hay lecciones que no se pueden aprender en el trabajo o en un aula tomando apuntes en una clase magistral.
Te invitamos a que puedas aprender cosas de una forma más práctica: viajando.
Averigua de lo que eres capaz. Viaja!
Viajar nos transforma y no solo físicamente, también cambia nuestra visión de la vida y la manera cómo nos enfrentamos a ella. Viajar puede convertir a personas introvertidas en extrovertidas, aumentar la confianza en uno mismo y hace que nos sintamos realmente vivos y vivamos el momento, dos de las claves para encontrar la felicidad y que son imposibles de realizar si tenemos que trabajar y ceñirnos a una rutina; la mente entra en un círculo vicioso del que difícilmente consigue escapar.

Todo cambia cuando se viaja. La aventura, no saber qué va a pasar, causa adrenalina que el cuerpo recibe de una forma muy positiva. Si queremos dar un cambio radical a nuestra vida realizar un viaje puede ser una buena manera de empezar.
Por naturaleza, la gente es buena
Si no descubrimos el mundo por nosotros mismos, perdemos de vista todo esto y dejamos que los estereotipos invadan nuestras mentes. Viajar hace que nos demos cuenta de que nos unen más similitudes a los demás que diferencias que nos separan.
– Solo somos puntos diminutos en un mundo gigante
Viajar nos abre los ojos y, aunque pueda resultar doloroso al principio, es bueno que nos demos cuenta de que ni nosotros ni nuestro país somos el centro del mundo.
Viajar nos hace humildes porque somos capaces de darnos cuenta de lo pequeños que somos en un mundo gigante.
El mundo no es un lugar tan peligroso como creemos.
Las noticias nos informan constantemente de guerras, ataques terroristas, conflictos armados… por lo que parece que corremos un peligro inminente cuando ponemos un pie fuera de nuestra casa y, si tenemos esta sensación, ¿cómo vamos a atrevernos a viajar a otro país?
Muchas personas entran en pánico cuando alguien les comunica que va a viajar a la India, a Egipto o a Marruecos y esto es básicamente porque, aunque existen, nunca oímos buenas noticias, anécdotas positivas, historias interesantes y emocionantes de esos sitios.

Las características negativas tienden a eclipsar las positivas y solo depende de nosotros atrevernos a dejar que sean estas últimas características las que nos influyan.
– Una persona puede marcar la diferencia
Los grandes gestos captan toda la atención. Los multimillonarios realizan donaciones de millones de dólares a la caridad por lo que es difícil saber cómo el resto de la gente puede realizar algún cambio positivo.
Viajar nos muestra la otra cara de la moneda, nos enseña cómo los pequeños gestos pueden convertirse en algo muy valioso.
No hace falta salvar un poblado o solucionar todo los problemas del mundo para mejorar e impactar la vida de alguien. Basta con marcar la diferencia para alguien con un pequeño detalle que puede ser realmente gigante.
Todo esto puede aplicarse a gran escala, nivel mundial, o a pequeña ya que no hace falta viajar a nuestras antípodas para poder recibir todo lo que viajar nos puede ofrecer, basta con realizar una excursión de un fin de semana a un lugar cercano pero en el que nunca hayamos estado para ser conscientes de que la única manera de superar nuestros miedos y los desafíos que supone abandonar la zona de confort es viajar y abrir nuestra mente.
IGS te acompaña, viajamos de la mano del viajero para guiarlo y estar presente en lo que será toda una experiencia positiva.